Rodrigo Blasco de Lafuente, socio director de Grupo HFC, pone el foco en que los abogados son “un instrumento mucho más útil antes del problema que con posterioridad”. “Una buena solución adoptada antes de tomar una decisión suele ahorrar mucho tiempo, dinero y problemas”, asegura este letrado, quien considera que la mejor relación entre empresario y cliente se basa “en la confianza y la tranquilidad”.
¿Cuál es su especialidad dentro del equipo?
Soy uno de los socios que representa el área legal. Llevamos a cabo todas las actuaciones y metas que dentro del grupo nos hemos prefijado. Servimos a las empresas con una vocación, que creo que nos falta en la sociedad actual española, de ver al abogado más como un elemento preventivo que como un solucionador de problemas o un artífice de magia cuando no tienen ya solución. Al margen de eso, también somos un despacho clásico de abogados y recibimos particulares para solucionar sus problemas del día a día.
Creo, en todo caso, que las políticas que impulsamos para hacernos más visibles a nuestros clientes sirven para que puedan comprobar que una buena solución adoptada antes de tomar una decisión suele ahorrar mucho tiempo, dinero y problemas.
¿Nota que cada vez hay más gente que decide recurrir a vuestros servicios antes del problema para tratar de prevenirlo?
No tenemos esa filosofía. A mí me da mucha envidia la transformación de la imagen que actualmente tenemos de los dentistas o de los médicos en general. Hace años los dentistas eran puros ‘sacamuelas’, pero ahora no. Ahora su labor preventiva es mucho más importante y apreciada. Sus principales actuaciones van dirigidas a la prevención, e, incluso, a mejorar la estética de nuestra dentadura.
Esta labor de dar a conocer nuestra utilidad preventiva es lo que nos falta a los abogados, porque no hay duda de que somos un instrumento mucho más útil antes de que surja el problema, para evitarlo incluso, que con posterioridad. Normalmente, con posterioridad a surgir el conflicto, vamos a estar a expensas de la decisión final de un juez, un tercero que no tiene nada que ver con el problema.
La concienciación de los clientes en este sentido es nula y, aunque hay alguno que ya empieza a concienciarse de la bondad de la prevención, es un porcentaje muy pequeño. Continuando con la línea comparativa, lamentándolo mucho todavía somos más cirujanos e incluso forenses.
Entiendo que el proceso de concienciación es paulatino, pero ¿qué se puede hacer para acelerarlo?
Información y experiencia. Los dentistas en su día nos bombardearon a anuncios para informarnos de la bondad de la prevención, así como los médicos, de forma que la gente ahora se preocupa más por su salud preventiva que por la paliativa, la que es vista como último remedio. En esto nosotros estamos a la cola, aun teniendo ese mismo objetivo.
Y la experiencia también es importante porque el éxito en este tipo de actividad se comenta y favorece el boca a boca que atrae clientes. En este sentido, la experiencia en nuestro Grupo es actuar de forma multidisciplinar, es decir, cuando estás hablando conmigo sabes que también cuentas con un respaldo técnico, fundamentalmente económico. Por ello, esté tratándose cualquier asunto en el área que sea (legal, fiscal, consultora, etc), siempre se analizará su situación desde todos los ámbitos.
Así, por ejemplo, en nuestro entorno, es habitual que una empresa que comienza a estar en crisis lo que suele hacer habitualmente es dejarse llevar por la corriente, con la mentalidad de ‘seguro que lo levanto sin asesoramiento externo’. Normalmente una visión parcial de su situación (ya sea sólo legal o económica) no va a ser capaz de advertirle de las consecuencias de su poco operativa decisión.
En nuestro caso eso es imposible, en HFC Grupo la visión multidisciplinar que es aportada por todos sus profesionales hace que resulte más fácil detectar esa situación, aportando al cliente la información y formación suficiente para abordar, e incluso poder superar, todo tipo de situaciones críticas.
A su juicio, ¿cuál debe ser la relación ideal entre empresario y cliente?
Una relación basada en la confianza. Es el pilar básico, pero tiene que ser mutua y recíproca. Si no se da, resulta imposible poder llevar a cabo cualquier trabajo.
¿Cómo se describiría a sí mismo, personal y profesionalmente?
Es difícil que yo me pueda autocalificar. Dicen que soy muy perseverante con la línea argumental que me marco, difícil de moverme, aunque yo me considero más flexible. Debe ser una falta de apreciación mía (ríe). Además, un aspecto creo muy positivo en mi profesión, y que últimamente me comentan mucho (debe ser la edad), es que doy mucha tranquilidad. Pues bien, esta cualidad, junto con la confianza que antes comentábamos, entiendo que resultan básicos en una relación entre cualquier profesional y el cliente.
¿Qué aspecto de su trabajo le gusta más?
¿Algo positivo en trabajar? Hay una frase de mi abuelo, muy clásica para mí, que decía: ‘Fíjate si es malo trabajar que es por lo único que te pagan en esta vida’ (ríe). Indudablemente la mayor satisfacción es cuando alguien tiene un problema enquistado y con difícil solución, y, finalmente, tras tus gestiones, ya sea obteniendo un acuerdo o, lo más habitual, yendo al juzgado, le dan la razón. En cualquier caso, lo más gratificante es ver al cliente, con el que debes tener siempre una buena relación, salir de tu despacho satisfecho con tu trabajo, valorando tu compromiso, sea cual fuere el resultado.
Saliendo un poco del ámbito estrictamente profesional, ¿consigue evadirse del trabajo fuera de la oficina?
Sí, necesariamente.
¿Y qué actividades realiza?
Las de los niños (ríe). Tengo cuatro hijos que marcan el ritmo de mi ocio. Estoy en el momento en el que tengo que olvidarme de mí, en la confianza de que seguramente en el futuro habrá otro en el que volveré a ser parte importante de mí mismo. Para mí, lo primero es mi familia y los amigos que, indudablemente, también marcan mi ocio. También hago deporte, que practico en el ratito que me dejan (ríe).