Ramón Cifrián Quevedo, socio director de Grupo HFC, profundiza en el modelo de trabajo que desempeña su equipo, formado por profesionales que ofrecen un servicio a las empresas «acorde a nuestros tiempos apoyado en las tecnologías». Este economista y auditor, que se describe a sí mismo como «paciente y prudente», pone el foco en que su empresa da «soluciones más ricas» que una gestoría, concepto antiguo del que quiere desmarcarse porque la inteligencia artificial desempeña esa tarea por sí sola. «Estamos un paso más allá», subraya, al tiempo que hace hincapié en la importancia de realizar actividades que ayuden a desconectar del trabajo, como el deporte que es fundamental para él.
¿Cuál es su especialidad dentro del equipo?
Como soy el más veterano de los que estamos (ríe) hago las labores de coordinación de las diferentes empresas multidisciplinares y promuevo las reuniones y las líneas estratégicas de despacho, con ellos, claro. Lidero un poco o trato de hacerlo llevando la iniciativa del despacho en todos los ámbitos.
¿Cómo se describiría a sí mismo?
Quizá por lo que oigo que dicen los demás, porque juzgarse a uno mismo es complicado, creo que tengo las virtudes de la paciencia y la prudencia, porque aguanto las situaciones difíciles y trato de poner tranquilidad, tanto a nivel personal como profesional. Y eso a los propios miembros del equipo les puede dar tranquilidad en el discurrir del día a día.
Se refiere a esa tranquilidad que hay que transmitir a los clientes de la que hablaba Francesc Domínguez en la charla.
Exacto, es ese espíritu de pausa, de meditación, de tranquilidad y de paciencia que es un elemento positivo dentro del equipo. Luego hay otras personas que pueden ser más dinámicas, más inquietas o más nerviosas, así que a veces los impulsos de unos hay que mitigarlos o pasarlos un poco por el tamiz para que salgo algo más coherente. Yo siempre me he caracterizado por la serenidad, la prudencia y la paciencia porque creo que es lo que a nuestros clientes más les aporta. Transmitirles calma, que vamos a estudiar lo que sea y lo vamos a analizar con nuestra experiencia, que la tenemos. Aunque el cuerpo de la empresa es de los años 80, estas nuevas formas de gestionar los servicios profesionales son relativamente cortas. Obedecen a unos impulsos nuestros de que hay que adaptarse a las nuevas tecnologías y, por tanto, damos un cambio, no solo físico, sino en todos los sentidos. Además, los equipos que tenemos están formados por gente seria, formal y preparada profesionalmente.
¿Qué expectativa tiene de futuro?
Como empresa creo que estamos en el momento oportuno en el sentido de que todos los pasos que hemos ido dando han sido a contracorriente en el ciclo económico, en plena crisis. El proyecto de inversión y de nuevos servicios más modernos ha sido en esa etapa. Eso hace que llevemos una cierta ventaja porque mientras que otros se están armando, nosotros ya lo hemos hecho. Eso nos sitúa en un papel pionero y en condiciones óptimas de perfeccionarnos, enriquecernos más y llegar a la meta que queremos. Nuestro lema siempre ha sido ‘Más servicios, más clientes’. Cuantos más servicios demos, más clientes podremos captar y los que ya tenemos se quedarán porque les podremos dar todos los que necesitan de forma global. Eso se consigue con el despacho actual, con el enfoque multidisciplinar y con colaboraciones en áreas que a lo mejor son más residuales, como relaciones internacionales o contactos para mover negocios fuera. Son parcelas que son muy específicas, que igual en Cantabria no se dan tanto y en las que no te puedes especializar porque te las van a demandar una o dos veces, pero sí tienes la capacidad mediante colaboraciones con externos de poder dar ese servicio. El objetivo es que nuestros clientes no se nos vayan a otro sitio en la medida de lo posible, porque les damos el servicio aquí. Y soy optimista con el equipo, hay gente joven, con ganas de trabajar y que está preparada. Además, damos formación a través de programas formativos para que quien quiera estudiar o formarse más pueda hacerlo, incluso incentivados económicamente por la empresa.
¿Qué aspecto de su trabajo le gusta más?
Hay muchas parcelas del trabajo que son buenas y que son gratificantes. Hay otras que son más tediosas y aburridas, como en cualquier trabajo. Quizá la parte que más me gusta es en la que el cliente ve que le has ayudado a reflexionar y a pensar en soluciones. Eso viene en dos vertientes: en la del problema que pueda tener y en el área más creativa, en la que le ayudas a mejorar su forma de gestionar la empresa o a montar un proyecto. Eso último te da un poco más de riqueza, como quien crea una obra, física o intelectual, de la que se siente orgulloso. Sería lo mismo equivalente a nuestro mundo, que es un poco más gris, pero que también sales realizado. Luego está la parte burocrática que es más tediosa, que no renunciamos a hacerla, pero es en la que menos creemos porque va a desaparecer. Las tecnologías y la inteligencia artificial lo hacen solas. Cumplimentar una declaración de la renta, por ejemplo, cada vez tiene menos valor y está mas automatizado, por lo que lo hará la propia empresa o el propio individuo sin prácticamente ayuda externa. Llevamos muchos años intentando desmarcarnos de esa idea de gestoría, porque somos profesionales que damos soluciones más ricas. Evidentemente, si alguien viene preguntando por ese servicio se le va a dar, pero la empresa de gestión de profesionales del futuro no va a ser esa.
Y en Grupo HFC estáis un paso más allá.
Nosotros creo que a día de hoy estamos un paso más allá, junto con algunos otros despachos que también han podido ver esa línea. Estamos dando un servicio más acorde a nuestros tiempos, apoyado en las tecnologías. Es un tren que no podemos perder y de hecho, desde hace varios años, tenemos un socio tecnológico que implanta sistemas de gestión integral en la empresa (ERP). Queremos estar alineados con las soluciones que demandan los clientes apoyados en esas dos herramientas: nuestros conocimiento profesional y la tecnología. Ambas, unidas y con un grupo de profesionales de distintas ramas tiene que dar un resultado final atractivo, rentable, vendible y con el que el cliente nos reconozca.
Saliendo un poco de los estrictamente profesional, ¿consigue desconectar de su trabajo?
Sí, quizá a medida que pasan los años más. Me he propuesto, por la experiencia que voy teniendo, salir del despacho y, en la medida de lo posible, realizar otras actividades o tareas ajenas a esto para desconectar. Generalmente lo consigo, excepto en temas puntuales, pero creo que es la base. No es bueno ni estar trabajando aquí 15 horas al día, ni marcharte y seguir en casa pensando en ello, con el ordenador o la tablet. Todo tiene que tener su justa medida. Evidentemente, tienes que cumplir con tus obligaciones y atender tus compromisos porque si no lo haces pierdes los clientes. Nosotros, a diferencia de las grandes multinacionales del sector, nos caracterizamos por la proximidad al cliente. Te llama y estamos accesibles.
¿Cuáles son esas actividades ajenas al trabajo que comenta que le gusta desempeñar?
Me gusta mucho montar en bicicleta. Muchas veces yendo en bicicleta voy pensando y me surgen ideas relacionadas con el trabajo, así que intento fomentar aquí que la gente haga actividades para desconectar. El deporte tendría que ser algo tan básico como el trabajo. Cualquier deporte aporta muchísimo, te permite sentirte mejor, tener energía y mejorar tus facultades físicas y psicológicas. Además, me gusta mucho la música, en todas sus facetas, ya sea moderna, clásica e incluso folclórica, como el flamenco. También voy a conciertos porque me gusta mucho el jazz, y llevo dos años tocando la guitarra eléctrica porque era algo que quería hacer y ahora que mis hijos ya son más independientes he recuperado tiempo libre para hacerlo (ríe). El cine y la lectura serían las siguientes aficiones y, por supuesto, viajar, que me encanta, en la medida de lo posible. En general, me gusta mucho todo lo que sea al aire libre y si es posible en la montaña.