La reducción de costes es una de las principales preocupaciones de las empresas, sea cual sea su sector de actividad, y motivo de uno de los mayores quebraderos se cabeza de sus respectivos equipos directivos.
La incertidumbre política y las perspectivas económicas llevan tiempo haciendo saltar todas las alarmas de las empresas que han adoptado como un mecanismo de defensa la búsqueda continua de “ahorros” dentro de la estructura de costes de la organización, con el objetivo de mantener la rentabilidad y prevenir eventuales tensiones de liquidez.
En estos casos, el reto con el que se enfrentan la mayoría de los directivos es cómo conseguir reducir aún más los costes cuando ya se han suprimido la mayoría de aquellos que no contribuyen directamente a la consecución de actividades clave dentro de la organización.
¿Cuáles son las claves para reducir costes de forma sostenible? En un artículo publicado por Harvard Business Review en marzo de 2017 apuntan que en muchos casos los costes no son sostenibles en el tiempo porque:
1. Los recortes no están conectados con la estrategia de la empresa
2. En muchos casos no se actúa hasta que existe un problema (y en ese punto no hay tiempo para buscar soluciones a largo plazo)
Para estos autores los directivos deben cambiar “el chip” y considerar la gestión de costes como una herramienta más de cara a apoyar la estrategia de la empresa (gestionar los costes para crecer más fuerte). Esbozan además algunas claves para reducir costes de forma sostenible en el tiempo:
1. Conectar costes y estrategia: vincular directamente el presupuesto con las prioridades estratégicas. Esto implica pensar en los costes no sólo como un “gasto del ejercicio” sino también como una “inversión a varios años” que tiene como finalidad potenciar el crecimiento de la empresa.
2. Decidir dónde recortar y dónde invertir pensando siempre en fortalecer la capacidad de la empresa para generar un valor añadido (y diferenciador) a los clientes
3. Identificar las actividades clave dentro de la empresa para poder atribuirles los recursos que sean necesarios, teniendo en cuenta los fondos destinados a las demás. Esto permite eliminar de los presupuestos partidas de gasto antiguas que provienen de imputar en el presupuesto del año siguiente unos gastos equivalentes a los del ejercicio inmediatamente anterior más un porcentaje de actualización.
A las claves anteriores, hay que añadir la posibilidad de externalizar aquellos procesos que no formen parte de la actividad principal de la empresa. En este punto, con el doble objetivo de reducir costes y mejorar el desempeño de los mismos.
La opción de la externalización tiene muchas ventajas que contribuyen al crecimiento de una empresa, cualquiera que sea su tamaño. Entre otras cabe destacar:
* Reducir los riesgos asociados a las actividades externalizadas
* Reducir costes (de personal y de estructura) y aumentar rentabilidad
* Redirigir los esfuerzos a las áreas clave de negocio
* Mejorar la competitividad
En definitiva, la gestión de costes va mucho más allá de la mera “contención” o “recorte” de los mismos. Esta estrategia bien planificada, como hemos visto a lo largo del post, debe apoyar la ejecución de la estrategia empresarial y contemplar la toma de decisiones tan importantes como la reorganización interna, la externalización o la planificación de nuevas inversiones con el objetivo último de generar valor y garantizar un crecimiento sostenible.
Lucía de la Fuente Martínez
HFC PERSPECTIVA EMPRESARIAL, S.L.P.