Para crear un negocio hay que tener en consideración muchos aspectos desde el punto de vista económico, fiscal y mercantil, principalmente. Así pues, exponemos cuáles son las claves fundamentales para este cometido:
En primer lugar, desde el punto de vista económico, hay que elaborar un plan de negocio realista. «Hay que poner negro sobre blanco lo que se quiere porque el papel lo aguanta todo», explica Diego Ruiz Madrazo, economista de Grupo HFC. Lo indispensable que tiene que incluir el plan es «a qué te dedicas, a qué mercado vas a ir, quiénes van a ser tus proveedores, cuál es la competencia que hay en tu mercado, cómo vas a distribuir, si vas a competir en costes o en diferenciación, quiénes van a ser tus partnerships o socios de apoyo, el personal necesario…», detalla este especialista en la materia. Asimismo, hace hincapié en la importancia de estudiar el coste y el retorno de las inversiones, en caso de que el cliente tenga previsto llevarlas a cabo.
Por otro lado, hay que tener en cuenta todas las consideraciones fiscales necesarias, tanto en la compra de los activos como en el desarrollo del negocio. «No es lo mismo el coste fiscal de crear una sociedad desde el principio que realizar una adquisición de acciones de otra sociedad o adquirir una unidad productiva», puntualiza Ruiz, al tiempo que resalta que cuando el negocio está funcionando «es necesario seguir con una planificación fiscal todos los años».
Desde el punto de vista mercantil, por su parte, es primordial poner el foco en la estructura de la empresa. Si la sociedad es unipersonal, sus estatutos pueden ser estándar, mientras que si cuenta con más de un socio, «las normas de comportamiento de la misma tienen que estar muy claras y estarán reflejadas en los estatutos sociales», sostiene el economista de Grupo HFC. En ellos se incluirán aspectos desde las posibles prestaciones accesorias hasta la regulación del régimen de compraventa. «Se puede plasmar todo aquello que no esté en contra de la ley, y todo tiene sus consecuencias», subraya Ruiz.
Posteriormente, cuando la sociedad esté en marcha y tenga un volumen de negocio importante, aunque no esté obligada a hacer la auditoría, sí es aconsejable llevarla a cabo por dos motivos: por un lado, en caso de que haya más de un socio y que no estén en la gestión diaria de la sociedad, una auditoría les dará tranquilidad y tendrán la certeza de que la información financiera es veraz y, por otro lado, se estudiarán, a través de la misma, los sistemas de control interno impuestos en la empresa.
Finalmente, es necesario precisar las herramientas de gestión que se van a utilizar, es decir, concretar, por ejemplo, si se va a emplear un ERP (Enterprise Resource Planning), que controla el sistema productivo y comercial de la sociedad, o un CRM (Customer Relationship Management), que permite interactuar con el cliente almacenando toda la información sobre él.